Los alrededores de Ugarte y Moscoso

Ugarte y Moscoso nos recibe con un paseo de tipas, esos árboles emblemáticos de Lima que regalan sombra y refrescan la calle. Se siente esa nostalgia tradicional tan propia de esa zona de San Isidro. Aquí, las contradicciones funcionan: es un barrio tranquilo donde todo pasa muy cerca; la zona tiene historia, pero también mucha onda.

La tercera cuadra de Ugarte y Moscoso pronto dará la bienvenida a los próximos dos Armandos; a pocos minutos de caminata, llegamos al parque Acosta, donde aún está la casa en la que alguna vez vivió el pintor Fernando de Szyszlo. Dependiendo de la hora, vemos deportistas, niños correteando o mascotas en pleno paseo. El lugar tiene un espíritu dinámico, perfecto para las actividades cotidianas y la vida en comunidad.

El café se puede tomar en la terraza de D’Sala Caffe en Alberto del Campo, con su propuesta artesanal y carta keto. Y qué especial es sentarse en una mesa del primer local de San Antonio, que se abrió en 1959: una casita emblemática que ya es parte de la historia del barrio y es uno de los lugares de encuentro favoritos de la ciudad. En esta zona tranquila y familiar hay una bodega en cada esquina, así como negocios pequeños en los que se consigue desde verduras frescas hasta productos de delicatessen y vinos selectos. Los foodies se toparán además con opciones infinitas: la tranquila pizzería en la que puedes sentarte a comer junto al horno de barro; innovadoras propuestas de grill; barras de sushi y cocina marina; hasta la comida criolla de otro célebre primer local, el de José Antonio… y la lista continúa.

También hay espacio para activar el cuerpo y despejar la mente. La ciclovía de Salaverry invita a buscar formas más relajadas de moverse. Un paseo en bicicleta puede incluir una parada en el ya clásico Pharmax, con dirección al Parque de la Pera y luego por el malecón de San Isidro. Ahí, disfrutar del aire libre, ver a las familias volar sus cometas y zagis, o tal vez planear un picnic con fondo del atardecer, es una forma única de acabar la semana. Y de volver a casa inspirado siempre.